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Irlanda 2024

  • Foto del escritor: David Dopereiro
    David Dopereiro
  • 5 jun 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 14 jun 2024

En mayo de 2024 los denominados Embericianos planifican su primer viaje fuera del territorio nacional. En el pasado, realizamos varios viajes juntos por Galicia, Zamora, Asturias y Jaén, pero en esta ocasión nos aguardaba coger una avión para dirigirnos a la tierra de los leprechauns.


El equipo está formado por Irene, un servidor, Jessica, Miguel, Ana, Natalia, Álvaro, Manuel, Nerea y Mar. A la mayoría de nosotros nos une un pasado profesional en común, y de ahí el nombre. Hechas las presentaciones… ¡comenzamos!

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17 y 18 de mayo

Cogimos el avión la noche del 17 en Santiago de Compostela, destino Dublín. Al aterrizar nos dirigimos al control de inmigración y he aquí la primera sorpresa del viaje. Y es que Nerea estaba fichada por la Interpol!! Al parecer, alguien había denunciado el robo de su DNI y este había quedado inutilizado, menos mal que llevaba también el pasaporte…


Al día siguiente cogimos los vehículos, y después de conducir un par de veces en sentido contrario (o correcto, según se mire) llegamos a nuestro primer destino, el puerto de Howth. En este puerto es fácil observar focas, pero además, tuvimos la suerte de ver a una pareja de araos aliblancos (Cepphus grylle) que estaban criando entre las rocas del dique. Dimos un paseo y pudimos disfrutar de gaviotas argénteas, charranes comunes, gaviotas tridáctilas y las primeras grajas del viaje.


Por la tarde realizamos algo de turismo y nos dirigimos al hotel, había que estar frescos para el día siguiente.




19 de mayo

Nos levantamos entusiasmados, puesto que hoy era el primer día que visitaríamos las islas Saltee. Estas islas están situadas al sur de Wexford y son famosamente conocidas por la presencia de puffins. O como las personas "normales" les llamamos... frailecillos.


Además de los frailecillos, que son preciosos, en estas islas crían numerosas aves marinas en densidades mucho mayores, como los araos, alcas, gaviotas tridáctilas, gaviones, fulmares, cormoranes y alcatraces. Todo en su conjunto, convierte a estas islas en un paraje idílico, lleno de vida.


Cogimos el ferry desde Kilmore Quay, y durante el camino ya pudimos observar algunas especies, entre las que destacaban los hermosos colimbos grandes, que nos mostraban sus plumajes nupciales. La isla no tiene un puerto donde desembarcar, así que te acercan en una pequeña lancha hasta la orilla.


Una vez en la isla, subimos por el sendero que conduce a los acantilados del sur, y es aquí donde comienza la magia. Apenas alzamos la mirada, las rocas se revelaron cubiertas por miles de aves.


La emoción de percibir tanta vida era deslumbrante. Era la primera vez que me veía inmerso en una colonia de tantas aves reproductoras (más de 20.000 entre las dos islas), lo que me hizo sentir como si estuviera en un documental de David Attenborough. En este enlace os comparto muchas más fotos, entre otras, las que más me gustan.



Teníamos programados dos días para visitar las islas y en el primero no recorrimos ni la mitad. Nos deteníamos cada poco, ya que siempre había algo a lo que prestar atención. Un fulmar volando sobre ti, un arao incubando un huevo, los frailecillos siempre atentos…


La estancia en la isla tenía una duración limitada, así que a medio día tuvimos que regresar. Después de tomarnos unos heladitos, nos dirigimos a los alrededores de Tacumshin Lake, un destino top para pajarear. No accedimos por el lado correcto, lo cual nos dificultó tener buenas observaciones. Sin embargo, pudimos aprovechar para ver lagartijas de turbera y ranas bermejas. Al atardecer nos fuimos a la casa, donde nos hicimos una buena churrascada. Hombres gustar fuego...




20 de mayo

Al día siguiente repetimos itinerario, pero esta vez llegamos al final de la isla, puesto que es en este punto donde se sitúa la colonia de alcatraces. Fuimos un poco más decididos, pero también disfrutando del camino. Cuando llegamos, 4.000 parejas de alcatraces se encontraban a nuestros pies, chillando, copulando, volando. Que decir, fue un espectáculo…


En esta zona también se concentran numerosas parejas de cormoranes moñudos, cormoranes grandes y gaviones. Estos últimos, criando incluso en los bordes del sendero.



Ya que teníamos algo más de tiempo, aprovechamos para sacarnos una foto en el trono de la isla. Resulta que las islas Saltee tienen una historia particular, y es que un niño llamado Michael Neal tenía el sueño de convertirse en el príncipe de estas islas. Michael le hizo esta promesa a su madre, y al crecer compró las islas con la intención de convertirlas en un santuario para las aves. En el año 1943, Michael erigió un trono y se autoproclamó como Michael the First, Príncipe de las Islas Saltee. Para honrar la promesa que le hizo a su madre, el trono tiene la siguiente inscripción:


"This chair is erected in memory of my Mother to whom I made a vow when I was 10 years old that one day I would own the Saltee Islands and become the First Prince of the Saltees.

Henceforth my heirs and successors can only proclaim themselves Prince of these Islands by sitting in this chair fully garbed in the Robes and Crown of the Islands and take the Oath of Succession."


En la actualidad, la isla es propiedad de la familia Neale, la cual nos permite acceder libremente para disfrutar de las aves, siguiendo el legado de Michael.

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Por la tarde volvimos a Tacumshin Lake, y en esta ocasión pudimos disfrutar de observar un variadito de limícolas, escribanos palustres, carriceros, e incluso un búho campestre.




21 de mayo

Este día nos tocaba coger el avión de vuelta, pero no sin antes hacer otra paradita para buscar bichos. Nos había llamado la atención una zona llamada Glendalough, que en gaélico significa el "Valle de los Lagos". Este entorno, como su nombre indica, se caracteriza por la presencia de varios lagos y se trata de una zona de elevado valor natural, pero también cultural, por la presencia de un conjunto monasterial cuyos inicios datan del siglo VI.


El sitio es precioso. Hay varios senderos que ascienden por las montañas y se adentran en el Parque Nacional de las Montañas de Wicklow, pero no tuvimos tiempo para explorarlos. Sin embargo, disfrutamos de una bonita observación de una serreta grande (Mergus merganser) con sus "serretitas".


Otro dato interesante es que en los alrededores del parque vive una gran población de ciervos Sika, una especie asiática que fue introducida en el pasado y ha hibridado libremente con el ciervo europeo.


Después de comer, nos dirigimos hacia el aeropuerto. Dublín tiene un tráfico horrible que casi nos causa un par de mini-infartos, pero logramos llegar a tiempo.


Para acabar, toca agradecer al grupo, ¡han sido unos compañeros estupendos! Y para no variar, los viajes Embericianos siempre son un éxito.

¡Hasta la próxima!



 
 
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