Pirineos 2019
- David Dopereiro

- 30 dic 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 15 ago 2023
En Julio de 2019, Miguel y yo decidimos emprender viaje hacia uno de los destinos herpetológicos más interesantes de la península ibérica, los Pirineos. Pero antes de llegar a la cordillera, teníamos programado un par de paradas para reunirnos con amigos de afición. Nuestra primera parada, el norte de Burgos. Allí nos juntaríamos con Ander, Pablo, Julen y Aritz para buscar víboras.


El calor de las horas centrales del día minimizaba la actividad de los reptiles, así que decidimos aprovechar para darnos un baño en el Pozo Azul de Covanera, un sitio espectacular. Este pozo está situado en el valle del Rudrón, y es uno de los destinos de espeleología subacuática más importantes de España, habiéndose explorado hasta la fecha una longitud de 13 km. ¡Increíble!
Tras el refrescante baño y ponernos al día de nuestras aventuras, nos desplazamos a unas zonas que tenían buena pinta para encontrar nuestras primeras víboras del viaje. Allí pudimos observar este extraño ejemplar de víbora hocicuda. Comentábamos la posibilidad de que fuera un híbrido con áspid, ya que estábamos en una zona de contacto y el animal mostraba algunos caracteres intermedios entre ambas especies.

Ya casi al anochecer pudimos localizar a esta espectacular víbora áspid, que estaba termorregulando bajo una piedra en los muros de un campo de cultivo.

Alcanzada la noche y cumplidos los objetivos, nos despedimos de nuestros amigos vascos para continuar nuestro viaje. Nuestro siguiente destino sería Zaragoza, pero antes, decidimos parar en una cueva al sur de Navarra dónde sabíamos que podíamos encontrar sapillo moteado (Pelodytes punctatus).

Esta cueva, mantiene una temperatura estable y unas condiciones de humedad que les permite a los sapillos soportar las altas temperaturas veraniegas del sur de Navarra. Afuera podíamos estar a unos 35ºC mientras que en la cueva estaríamos a uno 22ºC.
Fotografiados los sapillos, y nosotros llenos de barro, ahora sí, nos encaminamos hacia Zaragoza.
Allí nos reunimos con Kike, Dan y Carlos para revisar unos aljibes, dónde todos los años caen y mueren cientos de animales. Estos chicos invierten mucho tiempo y esfuerzo en revisar periódicamente estos efectos trampa para rescatar todos los animales que pueden. En Zaragoza, estas estructuras constituyen una grave amenaza para muchas especies de anfibios, reptiles y mamíferos. Es un problema muy grave que todavía es necesario visibilizar.
En algunas de las balsas se pueden construir rampas provisionales para intentar minimizar el impacto sobre las poblaciones de anfibios. En algunas de estas trampas, llegamos a sacar cientos de sapos de espuelas (Pelobates cultripes).
Pudimos rescatar varios animales, como lagartos ocelados, culebras de escalera, lagartijas colilargas y eslizones ibéricos, entre otros.

Ya al anochecer, mientras estábamos revisando uno de los últimos efectos trampa del día, ocurrió uno de los momentos más especiales del viaje... ¡Se nos apareció un tejón! Ya os imagináis la estampa, cinco hombretones corriendo con los flashes y las cámaras para sacarle una foto al tejón antes de que continuara su camino.

Entre risas, nos despedimos de nuestros amigos zaragozanos para continuar nuestro viaje hacia los Pirineos.

En nuestra primera parada en el prepirineo catalán, nos detuvimos en un valle rodeado de prados de montaña, donde pudimos observar varios ejemplares de rana bermeja, rana común, sapo común y sapo partero. Y fue allí, donde en un arroyo de montaña, pudimos disfrutar de una de nuestras especies objetivo del viaje, el tritón pirenaico (Calotriton asper).
Nos quedamos fascinados con esta especie, y sus adaptaciones a la vida torrentícola. Entre estas, podríamos destacar su amplexus, en el que el macho rodea a la hembra con su cola, evitando que el espermatóforo sea arrastrado por el agua.

Nuestro siguiente destino ya sería propiamente en el pirineo catalán, donde intentaríamos ver la que probablemente fuera una de las especies más complicadas del viaje, el lagarto ágil (Lacerta agilis). Las poblaciones pirenaicas constituyen el límite suroeste de la distribución mundial de esta especie.
Los hábitats que nos habían aconsejado para buscar esta especie eran idílicos, y después de unos minutos buscando, ya pudimos observar nuestros primeros ejemplares. A simple vista, nos llamó la atención el microhábitat que seleccionan, ocupando la parte más sombría y húmeda de los prados subalpinos.

A partir de este momento, enfocamos nuestro viaje en intentar observar lagartijas. ¡Sí, lagartijas! En los Pirineos existen tres especies de lagartijas de alta montaña que son endémicas de esta cordillera. Estas especies son la lagartija pirenaica (Iberolacerta bonnali), la lagartija aranesa (Iberolacerta aranica) y la lagartija pallaresa (Iberolacerta aurelioi).
Estas lagartijas quedaron aisladas en diferentes macizos y experimentaron procesos de especiación, dando como resultado que tengan diferencias en cuanto a la selección de hábitats, requisitos de insolación, radiación, altitud, etc. Son especies muy interesantes desde un punto de vista biológico, ya que, para ellas, los macizos de los Pirineos funcionan como islas separadas entre sí por el nivel de bosque. Esto permite inferir como fue la dispersión de estas lagartijas por el eje pirenaico a partir de los cambios en el nivel del propio bosque.

Nuestra primera lagartija objetivo sería la lagartija pallaresa (Iberolacerta aurelioi), la cual sería la más difícil de encontrar de los tres, pero también la más gratificante. En la dura ruta de montaña que teníamos que afrontar para llegar a los hábitats favorables para esta lagartija, pudimos disfrutar de muchas otras especies, como lagartos verdes, lagartijas roqueras, culebras lisas europeas, lagartijas de turbera y ranas bermejas. Una ruta de ensueño para herpetólogos, que pudimos coronar con la lagartija pallaresa.
Seguimos camino hacia al oeste para llegar hasta el Valle de Arán, allí ascenderíamos en altitud hasta unos 2000 msnm, para poder encontrar, en un pequeña cresta montañosa, varios ejemplares de lagartija aranesa (Iberolacerta aranica). De camino para buscar esta especie caminamos por prados de alta montaña donde las densidades de lagartija de turbera (Zootoca vivipara) nos dejaron fascinados, nunca habíamos visto tantas.
Ese mismo día, al atardecer pudimos observar nuestras primeras Vipera aspis zinnikeri. Esta subespecie presenta diferencias fenotípicas con la subespecie nominal, caracterizándose por un color de fondo gris/pardo con una línea vertebral generalmente más ancha y oscura.

Al día siguiente, tras recuperar fuerzas en nuestro hotel de 5 estrellas, continuamos la aventura para intentar encontrar la última de las tres lagartijas del género Iberolacerta que nos faltaba por ver. Para ello, atravesaríamos la frontera al país vecino.

La lagartija pirenaica (Iberolacerta bonnali) es la que presenta una mayor distribución alrededor del eje pirenaico, y también resultó ser la más fácil de encontrar de las tres. Todo esto, gracias a los consejos de nuestro amigo y mentor, Pedro Galán.

Poder observar estas tres especies en un sólo viaje a Pirineos no es nada fácil, así que estábamos encantados por haber cumplido un gran objetivo. Pero aún nos faltaban especies por ver y muchas montañas por recorrer, así que, el viaje continúa.
Todavía no habíamos visto la rana más emblemática de los pirineos, la Rana pyrenaica, así que tras unas cuantas horas buscando y km recorridos pudimos observar varias larvas y algún que otro adulto.
Tras un par de días más recorriendo la cordillera, nuestro viaje iba llegando a su fin, pero teníamos una espinita clavada, no habíamos visto la culebra verdiamarilla (Hierophis viridiflavus). Para el último intento de observar esta especie contamos con los refuerzos de Carlos y Dan y nos dirigimos a una de las zonas más míticas para buscarla del pirineo aragonés. El día estaba frío y lluvioso, y tras varias horas buscando, nuestras esperanzas se iban mermando. Pero de repente... ¡Apareció! Miguel, el salvador, encontró un precioso adulto moviéndose lentamente por el matorral.
Esta especie tiene fama de ser muy rápida y ágil, pero en este caso, las bajas temperaturas jugaron a nuestro favor, y así pudimos disfrutar de este espectacular ejemplar.
En nuestro último día de viaje decidimos visitar la Selva de Irati, en Navarra. Allí nos enamoramos de sus bosques de hayedos y disfrutamos de varias especies de anfibios más.
Así ponemos fin a este increíble viaje, lleno de buenos momentos con buena gente. ¡Gracias a todos! Y especialmente a Rafa Vázquez y Pedro Galán por sus consejos y a Aritz, Julen, Pablo, Ander, Kike, Carlos y Dan por los buenos momentos. Y por supuesto a Miguel, gran amigo y compañero de viajes.
Lista de especies/subespecies observadas:
Bufo spinosus
Alytes obstetricans
Epidalea calamita
Pelobates cultripes
Pelodytes punctatus
Pellophylax perezi
Rana temporaria
Rana pyrenaica
Triturus marmoratus
Lissotriton helveticus
Calotriton asper
Ichthyosaura alpestris
Salamandra salamandra terrestris
Salamandra salamandra fastuosa
Tarentola mauritanica
Podarcis muralis
Psammodromus algirus
Iberolacerta aurelioi
Iberolacerta aranica
Iberolacerta bonnali
Zootoca vivipara
Chalcides striatus
Chalcides bedriagai
Anguis fragilis
Timon lepidus
Lacerta bilineata
Lacerta agilis
Natrix maura
Zamenis scalaris
Coronella austriaca
Hierophis viridiflavus
Vipera latastei
Vipera aspis aspis
Vipera aspis zinnikeri
¡Nos vemos en el monte!

























